“No os inquietéis, en orden a vuestra vida, sobre lo que comeréis; ni en orden a vuestro cuerpo, sobre qué vestiréis. Importa más la vida que la comida, y el cuerpo que el vestido. Fijaos en los cuervos: no siembran, ni siegan, no tienen despensa, ni granero; y, sin embargo, Dios los alimenta. pues, ¡cuánto más valéis vosotros!..."Formado y educado desde el catolicismo, tuve en mi infancia cotidianamente que aceptar y comprender ideas como las del inicio de este post donde Jesucristo amparaba sin ninguna clase de excepción al pobre, considerando así superfluo todo ámbito material y ostentoso.
Jesucristo príncipe de los pobres.
La cuestión es que apenas quedan días para que llegue puntual a su cita la ansiada
navidad. Blasona estas festivas fechas la prosperidad, la armonía, la gran hermandad entre los hombres, el amor, la solidaridad y el respeto de entre tantas otras cosas. Así que, todo ciudadano que celebre toda esta parafernalia, por favor, comportémonos como buenos hombres de fe y, por lo menos durante unas dos semanitas, contagiemos amor y paz a borbotones.
Yo, por mi parte, sigo cabalgando tan escépticamente e indiferentemente sea el día de la madre, el del padre, sea pascua, san Valentín, nochebuena o fin de año. Simplemente me encomiendo a omitir religiones contradictorias e hipócritas y a empresas cargadas de ánimo de lucro -cual titiritero sobrado de virtudes- conducen a la sociedad a su particular retablo corporativo.
Claro que, puesto a mis pocas –por no decir nulas- creencias religiosas, no puedo negar que soy un esclavo más del
sistema consumista. De ese círculo vicioso no puedo huir, por lo menos no del todo aunque se intenta. La lotería, los regalos, las cenas… todo empuje a todas esas acciones está manchado de una especie de chantaje emocional o moral, como mejor quieran llamarle. Los factores implicados:
Lotería : “ En X departamento de mi empresa venden estos décimos del niño, ¿y si no compro y toca a todos menos a mi?” El problema se incrementa cuando no es sólo el departamento X tu empresa en cuestión, si no tres, cuatro o cinco más que se unen a la dicha. Hay entra esta especie de chantaje moral del cual se benefician estas organizaciones cuando las posibilidades de que te toquen son tan absolutamente remotas.
Los regalos: Estoy en contra de todo este teatro pero… “ La persona X tiene intención de hacerme un regalo (material) de buena fe para demostrarme su aprecio (aunque para eso no haga falta sacar la cartera), tendría que comprarle yo también algo porque de lo contrario pecaré de tacaño, de cualquier otro antónimo de detallista o lo que es peor, creerse que no es lo suficientemente importante para mí”. Las empresas y multinacionales se frotan las manos con el aniversario del nacimiento del príncipe de los pobres.
Las cenas: Sin ir más lejos decir que, por ahora ya tengo tres cenas planeadas y ninguna de ellas es de ámbito familiar. Todo sea dicho, con todo el placer del mundo, aunque de los treinta euros por cena no me escapo. No son bromas. Los restaurantes, claro está, se forran y tú, hombre de nivel medio-bajo, te arruinas.
Telefonía: Si todas las personas importantes en tu vida viven en tu comunidad autónoma o país estás de enhorabuena. Más vale en estas fechas no tener estirpe en países lejanos. El consumo telefónico se dispara de tal manera que se colapsan los servidores o como se digan. Sms de felicitaciones navideñas y fin de año, a la orden del día, ¡¡ un pastón !! y los ricos a engordar.
Luces: Derroche energético por un tubo y con el dinero público. En estas fechas ya se puede estar pudriendo el mundo y desertizando que hay excusa.
Abetos: No será la primera ni la última vez que en esta época del año voy a dar un paseo por el bosque y me doy cuenta de que algunos desalmados se han dedicado a talar pinos o abetos de media altura para no gastarse un puto euro y lucirlo en el comedor de su casa con cuatro horteradas colgando. Todo un símbolo de cristianismo. No olvidemos, por otra parte, la base indispensable de un Belén: el musgo. Protegido por ley, muchos se lo pasan por el forro.
Discotequeo: Imprescindible para las juventudes de hoy día a asistir incondicionalmente a salas de fiesta, ponerse hasta el culo de cubatas (8 € la unid.) y pagar entradas desde 20 € hasta x €, eso sí : barra libre –de esa que tienes que hacer cola ¾ de hora para pedir y el día siguiente ni te puedes mover-. Si eres joven y no sigues el ritual eres un aburrido o un espécimen raro.
¿Qué es la navidad? ¿Quiénes son realmente los interesados? ¿Qué me aporta a mí la navidad y todo este tipo de celebraciones?.
En un documental sobre África explicaban que uno de sus recursos exportados al continente europeo era la uva y que “
en navidad y nochevieja a los niños del continente europeo les llegan de África toneladas de uva y de Europa a África llegan toneladas de armas para que nuestros niños luchen en las diferentes guerras”. Y así de cruel es señores.
Y es que me siento totalmente catastrofista, pero a pesar de todo miro de tolerar la navidad y en toda medida escabullirme de tal película. A quien le guste la navidad que la disfrute, a quien no que cree un blog y se desahogue.
-Sitjar-