lunes, 1 de octubre de 2007

- Barbarie simbolista -

¿Qué mejor amigos -en una plácida mañana de domingo, mientras conduces tu vehículo engullido por los rayos de un resucitado sol después de todos estos oscuros días de tímida lluvia- que echar mano de tus impolutos sentimientos y sintonizar una de las emisoras que más estremecen al creyente de este país?. La COPE.

Opositor acérrimo de sus caverniconservadoras ideas, nunca está de más perder un poco de tiempo en escuchar las extremas opiniones de los grandes hombres de la fe cristiana. Quién de algo opina… con propiedad debe poder hacerlo; eso sí, diez minutos duró mi fuerza de voluntad.

Por lo visto, en Fuensalida, ha ocurrido una despedazante “desgracia”. Estamos hablando de una profanación que, en sus carnes, ha tenido que vivir la sociedad cristiana más cercana al templo.

Ni sintonicé a tiempo ni quise esperar saberlo, la cuestión es que no recuerdo los dos protagonistas de la entrevista que tuvieron ocasión de presenciar mis oídos, ni entrevistadora ni entrevistado.

-Dígame Padre, ¿que le hace suscitar el hurto del sagrario?
-Es una barbaridad (más varios tipos de improperios) y lamentablemente este tipo de profanaciones han aumentado actualmente. Yo quiero pensar, que esta gente, que son malas personas, no sean conscientes de lo que han hecho, no son conscientes de lo que sufrió Jesucristo para redimirnos a todos nosotros sin esperar nada a cambio y así se lo pagamos, atentando contra el símbolo más sagrado de la iglesia (sumido en una aplastante elocuencia, sentimiento, pasión, tristeza e indignación por encima de todas las cosas).
-Si es que es usted un buenazo Padre…

El sagrario, que de entre sus componentes ostentaba oro y plata, no ha aparecido por el momento y el cardenal primado Antonio Cañizares, junto con dos obispos auxiliares, puso el grito en el cielo (cual niño enfurecido) presidiendo un acto de desagravio que consistió en una Eucaristía en la iglesia parroquial de San Juan Bautista y a la finalización se llevó al Santísimo hasta la ermita de Santiago.

Desde mi punto de vista, la tolerancia y el respeto debe prevalecer casi siempre por encima de muchas cosas, y suponiendo que este caso pueda deberse realmente a un acto anti-cristiano, debería condenarse totalmente pues es claro símbolo de intolerancia. Otra cosa es un hurto con fines lucrativos, también condenables como cualquier otro acto de robo (la cosa cambiaría si tu familia se muere de hambre y te ves tristemente impulsado a ello carente de otras alternativas). En este último caso, que he apresado entre paréntesis, estoy seguro que de localizar y posteriormente arrestar al delincuente, pasaría más tiempo entre rejas que cualquier magnate-mafioso roba fondos de ciudadanos como por ejemplo el señor Julián Muñoz, que después de usurpar grandes cantidades de dinero, ha pasado por la trena como un “visto y no visto”.

Yo tan solo le diría al Padre entrevistado, que toda esa indignación suya, toda esa pasión reivindicativa y pena hacia el prójimo, se la guardara para luchar (a su manera y de forma que esté al alcance de su mano) para una verdadera barbaridad, como por ejemplo y sin ir más lejos: La cruel dictadura que se ha cobrado de momento 16 vidas en Birmania.

Porque señores, si el robo de un sagrario de oro y plata atenta contra el símbolo de la iglesia, el asesinato, represión y dictadura contra, civiles, budistas, fotógrafos, etc. atenta contra los derechos éticos de toda la humanidad.
-Sitjar-

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"Lo peor de las malas personas es que nos obligan a dudar de las buenas"