lunes, 16 de julio de 2007

- Perenne escritura VII -

Noche en mar abierto (IV)

Su incandescente y escamosa extremidad había quedado marcada por aquel laberinto de anudadas cuerdas pesqueras que tras la liberación quedarían en el simple reflejo físico de nuestro accidental encuentro.
En aquel instante sentí refulgir nuestras destiladas almas…

- Te estoy muy agradecida amable eremita de precipicios costeros, rayos creadores velaran tu meditar en días de grises porvenires, ardorosas flechas de Orión custodiaran tus ascéticas tesis entre el confuso tumulto de su trapecio nebular. Mis surcados mares amanecerán para ti en libres mañanas azules.


- No eres Sirena de camino fácil, tus agradecimientos vivirán en infinitos arroyos que abastecerán mi aridez espiritual en momentos de infortunio , presente estarán en salados sueños mas el hechizo de tu honrado espíritu llameará inmortal en el candil de mis éticos principios. Engarza pensamientos en cristalizadas aguas Sirena y obsequia a sus habitantes con el meloso mensaje de tu paz profunda.

Su pacífico mirar lo armonizaba todo.

- Acércate, ofréceme tu oído…

En ese instante, sin dudarlo, flexioné mis piernas…Una vez de cuclillas acerqué mi oído a sus fértiles labios de inhóspitos océanos y me susurró silenciosos secretos y enigmas misteriosos de la peor epidemia de este planeta.

Su pelo regaba mis botas y parecía que había llegado el momento en que la dorada Sirena marchara a lejanos archipiélagos.

- No debo contemplar el amanecer en estas costas, el alba empieza a manifestar su siempre tempranera presencia. Asceta, antes de irme quiero que recuerdes esto: debéis cuidar la semilla que yace oculta en el pecho del hombre y que sois portadores todo ser humano. Regadla con conocimiento, cantadle con alegría, cuidadla con amor para que vaya germinando y brote de ella un robusto árbol, ¡ poblad esta tierra de vida !, es el deber del ser viviente y poco a poco crearemos grandes bosques de paz y fraternidad donde podamos vivir todas las especies en serenidad y armonía, ¡ ayudadle a que florezca y tiñamos la tierra de grandes valores !

- Tu canto conservaré perpetuo Sirena,¡ alabada sea tu alma y tus majestuosos principios !.

Entonces recogió su peine de oro, y como si con un hatillo cargara se despidió con una última sutil mirada y tras un místico coletazo se hundió en masa marítima de venideras profetizaciones. (Fin)


-Sitjar-

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"Lo peor de las malas personas es que nos obligan a dudar de las buenas"