martes, 10 de julio de 2007

- Perenne escritura V -

Noche en mar abierto (II)

La torrentada de heterogéneas emociones ya había barrido todo desinterés existente en toda opción de omitir aquel canto cuando decidí dejarme llevar por aquella extraña inquietud nunca antes vivida.

El descenso hechizante por escalera cual caracol rosado me hacía gravitar aun más por aquel suave magnetismo melódico proveniente de algún lugar desconocido por el momento, mientras celestes notas musicales navegaban por mis cálidos vasos sanguíneos y capilares. Mi piel tomaba forma de erizo y la intriga sostenía mi precaria existencia en aquel momento.

Un inmenso mar de sombras me engulló tras puerta cruzada, pero quedaban aun estrellas inmortales a viles tempestades pasadas que aguardaban firmes mis oscuros andares. Mi ardoroso farolillo alumbraba ciegas rocas bañadas bajo el inmóvil paraguas estelar y cada vez más amaba aquel sonido irreconocible para mi persona.

La intermitente luz del faro acariciaba efímeramente el oscuro horizonte, mas sus ráfagas sincronizaban mis confusos latidos cardíacos durante aquellos perecientes instantes.

Atravesando uniformes pedregales salados llegó melódico el canto a su máximo esplendor. De entre la negrura el fino contorno de una encordada dama a redes marinas.

Un murmullo desfiló a mis oídos desde las húmedas planicies rocosas:

- ¡Oh señor, agradezco a los dioses que hayas percibido mi llamada! .

Estupefacto, no salía de mi asombro al prestar oídos a sus bellas vibraciones vocales. Mudo y contemplante permanecí callado…

- Estoy atrapada marinero, ayúdame a huir de esta desorientada red humana que oprime y mengua mi vida terrena arrastrándome precipitadamente junto mis ancestros, tan solo tu ayuda evitará que me consuma bajo el despertar del resplandeciente y longevo astro milenario.

- No soy ningún marinero doncella, hace tiempo vivo al amparo de este faro. Desde que decidí abandonar una transitada vida social faeno en la soledad del desencanto humano. Mis buenas intenciones no han sido acompañadas por erosionadas mentes mortales...Creo reconocer tu dulce cantar, he oído hablar de vosotras, tan dotado canto solo puede ser descendiente de Terpsícore hija de Zeus. Tu rostro bello de finas facciones y tu arpeado pelo rubio es propio de una musa y no de algún ser mortal de tierras emergentes.

- Mis reveladoras similitudes no van a ayudar a descordarme de estas apresantes cuerdas morador errante, mis extremidades escamosas se enzarzan entre el espeso cordel, aunque creo que de depender del humano mi taciturna existencia se evaporará en ofrenda al nuevo ciclo lunar.

- Sitjar -

No hay comentarios:

"Lo peor de las malas personas es que nos obligan a dudar de las buenas"