miércoles, 10 de enero de 2007

- Ciencia -


¿En qué te pareces a un erizo?

La primera impresión es que en nada. Pero la primera impresión no siempre es la que vale. Ya se sabía que el parentesco evolutivo nos sitúa más cerca de estas espinosas criaturas marinas que de las moscas de la fruta o las lombrices. Puede que también por eso nos resulten más estéticos. Ahora se ha secuenciado su genoma, y se ha descubierto que, mapa genético en mano, nuestros lazos son aún más estrechos. Sorprendentemente, los erizos marinos tienen los mismos genes que tú utilizas para ver, oír u oler, aunque la evolución no les ha dotado de órganos para aprovecharlos del mismo modo. Algo parecido ocurre con su sistema inmunitario. En principio, consiste en una serie de proteínas que reaccionan de forma "programada" a las bacterias. Nosotros, además de esa opción tenemos otra más compleja que nos permite crear armas, como los anticuerpos, para cada situación, y con una configuración distinta en cada persona. Es el llamado sistema inmune adaptativo. Pues bien, los erizos no utilizan esta opción y, sin embargo, sí poseen los genes necesarios para activarla. De la misma forma, también presentan regiones de su ADN implicadas en el desarrollo de enfermedades humanas, como la distrofia muscular y la corea de Huntington. Traducido a cifras, de sus 23.300 genes, 7.077 coinciden con los nuestros. Lo que equivaldría a una tercera parte de humanidad oculta. ¿No?
(http://www.quo.orange.es)

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"Lo peor de las malas personas es que nos obligan a dudar de las buenas"