miércoles, 24 de septiembre de 2008

- Aquella prevención -

La verdad, me sorprendió la descripción de aquella ilustración con la que me topé hace unos días, como no, divagando por la red en una de esas soporíferas tardes que te da por buscar cualquier cosa que pueda resultar interesante por lugares recónditos de Internet.

La enfermedad bacteriana de la Peste supuso una de las pandemias más considerables que ha azotado a Europa, Asia y a casi la totalidad de continentes del mundo gracias a su predisposición al fácil contagio. Se estima que más de unos 200 millones de personas han sucumbido a la enfermedad denominada como la más mortífera de la historia de la humanidad. Un tercio de la población europea murió a causa de ella. El cuantioso número de humanos que perecieron a la pandemia es debido, como se ha citado anteriormente, a su fácil y rápida propagación siendo una enfermedad que también afectaba a animales. La vía de contagio más común podría tratarse de la interrelación rata – pulga, mosca, mosquito- humano, lo que hacia de lo más veloz el incremento de enfermos por dicha bacteria. No hay que olvidar la absoluta falta de higiene de la época ni del vacío científico que existía en ella, circunstancias que no ayudaban nada, si no todo lo contrario, para atenuar sus viles efectos.

Y repasando un poco la historia de la pandemia propiamente dicha fue cuando, ignorante de mí, entendí aquellos atuendos de características lúgubres y sombrías que vestían aquel rostro tenebroso a la vez que tétrico cual pájaro misterioso poseído por alguna fuerza del mal o por la mismísima muerte. En numerosas producciones cinematográficas pude observar esos atavíos, sin saber en cierta manera el fin de tan tenebroso disfraz. Pues bien, a mediados del siglo XVII, se había fundado la creencia que, a través de esa misma vestimenta y sobretodo a través de aquella máscara en forma de algún tipo de ave, excluía la posibilidad de contagio. El pico actuaba como máscara de gas y era rellenado por diferentes sustancias que se creía que prevenían a uno de la Peste. De entre los asiduos a ataviarse con estos ropajes se encontraban sobre todo médicos. Creo que, pensándolo detenidamente, uno no llega a ser del todo consciente del kaos que supone para una población sentirse indefensa y sin armas ante una de las enfermedades más letales y que más rápido se ha propagado por el mundo.

4 comentarios:

Toni Rajo dijo...

Desconocía esta historia, curiosa cuanto menos. Gracias.

Desgraciadamente podemos ponernos en la piel de aquella gente que sabía de una enfermedad incurable. De hecho nosotros sabemos de unas cuantas, en pleno siglo XXI.

Kerouac Riot dijo...

Por desgracia en el siglo en que nos ha tocado vivir existen enfermedades mortales que se resisten a la ciencia y a la medicina y parece ser que este rol enfermedad-antídoto existirá siempre. Otra cosa debe ser sufrir la pandemia y ver como casi la mitad de la población que te rodea va muriendo y no tener ni idea de combatirlo, debe ser angustiante a un nivel de desesperanza total.

Un abrazo perniles varios.

Luna Carmesi dijo...

Buena entrada.
Todos esos simbolos, frases, gestos... Eso que brotó antes de la tv, tuvo significados muy distintos a los que ahora creemos saber.

Besos

Anónimo dijo...

La verdad es que tengo que felicitarte por el ingenio de tu blog, cada vez más sorprendente. Y pensar que al principio solo tenías dos o tres entradas....

enhorabuena! has conseguido un pedazo de blog!
besos

"Lo peor de las malas personas es que nos obligan a dudar de las buenas"