¡Oh frondosa y ya apenas desconocida selva tropical!
Que de tu idilio rutinario con el farol ardiente de la mañana se fundan en vaporosas nubes las superficies marinas y, en las noches cálidas entre chasquidos de ramas, hojas y la algarabía de cientos de especies sometidas bajo el ciclo en su coexistencia, caiga el aguacero que emane de los cimientos de arcilla y barro, lozana y radiante vida en ofrenda a la extensa y variopinta fauna terráquea!.
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