Siempre llueve mierda para el que no tiene paraguas. En todo esto de la crisis hay algunas circunstancias que siguen estando claras y que podemos observar, descaradas, cada día. Pero, si nos ponemos receptivos e intentamos entender algunas de tan complejas argumentaciones sobre este periodo de naufragio de ejercicio económico, yo como ciudadano libre que soy, claro está que tengo mi propia opinión, entendible incluso por un niño de primaria. Si Einstein ideó su ley de la relatividad, ¿por qué no puedo afanarme a tener una propia por evidente que sea?.
Titularía como simple y llanamente la siguiente reflexión.
El proletario puede llegar a trabajar (por ley) un máximo de 48 horas semanales (un gran porcentaje supera con creces lo establecido… y no por amor al arte).
El proletario es incapaz (al amparo de dicho salario) de permitirte emanciparse o adquirir vivienda en propiedad. Matizo, a quién le guste vivir como una rata posee más posibilidades de hacerse con hogar propio.
El proletario, conviviendo en pareja o matrimonio, se encuentran ante la única alternativa acceder ante la posibilidad de hipotecarse por alguna entidad bancaria y pagar (algo inmoral pero amparado por la ley) intereses, tasas, etc.que incrementan desproporcionadamente el precio final de la vivienda. Mes a mes sube y sube… como si de fundirse los polos y engullirse la tierra se tratara metafóricamente, algo catastrofista para el ser humano.
El proletario, puede decidir procrear o abstenerme. Algunas veces el deseo no va con la decisión finalmente adoptada. En infinitas ocasiones por… el poder adquisitivo de la pareja.
El proletario se cansa de pagar subidas de alimentos, de euribor, de contribución, de comunidad y de impuestos de todo tipo. Si para el proletario es de menester un vehículo ya sea para llevar a su descendencia al colegio o ir a trabajar a 50, 60, 80 kilómetros de su casa, sigue pagando desproporcionados gastos, de entre ellos también impuestos y un precio de gasolina desorbitado. Es lo que tiene ser titular de un “artículo de lujo” que no desgrava a la hora de hacer la declaración de la renta.
El proletario (parte de éste) tiene que hacer frente año tras año a la declaración de la renta. Hacienda absorbe y quién no pague puede ver agravada su situación económica a través de alguna sanción normalmente. Que nadie deje a deber nada, ah bueno… menos los clubes de fútbol que deben 607 millones de euros. Normal que no sean sancionados, es ético hacer la vista gorda a quién se muere de hambre.
El proletario, a lo largo de su vida, va cargando con diferente variedad de lastres adversos a su capacidad de proliferación si hablamos de su economía y, ante ellos la resignación es lo único a lo que parece posible acogerse.
El proletario se somete al incesante incremento de la vida, especuladores, empresarios y tiburones del capitalismo se nutren de ello engordando sus arcas de manera más que considerable, el verbo más apropiado para representar estas acciones es el de: Subyugar.
Llega la crisis mundial (sólo se globaliza la alerta cuando el primer mundo ve las zarpas de cerca, como si África, Asia y Oceanía no lo hubieran estado durante siglos).
Pero para el proletario todo sigue más o menos igual o peor. Suben una serie de alimentos, aunque baja el combustible. El proletario va multiplicando su presencia en la cola del INEM, el sector urbanístico va en caída libre de entre otros. El sector turístico también padece, y eslabón tras eslabón se va rompiendo la cadena de la estabilidad económica. Ya saben, una cosa conlleva a otra.
Con el proletario en el paro y sin poder pagar su abusiva hipoteca, los bancos se hacen con sus propiedades, de las cuales, tras acumular raudales de ellas, se encuentran con el inconveniente de no poder sacar tajada de ellas pues… no se venden, no hay compradores capaces de afrontar una compra de esas dimensiones. Los bancos no se fían y tampoco conceden préstamos en los que exista ápice de peligro de no cobrar la renta por parte del comprador.
Los bancos, se aprietan el cinturón, la crisis les pasa factura y va cayendo la bolsa. Realmente, algunos de ellos ven de cerca la temida quiebra. Alguno es tocado y hundido.
Mientras tanto el proletario, alguno ya sin empleo y sin capital para pagar su vivienda, sigue haciendo frente a todo esto y más a contracorriente, llegando al punto de no saber qué más sacrificar en la búsqueda de su estabilidad económica. Esto es vida y lo demás patochadas.
Los bancos lo pasan francamente mal. Pero, aparecen los gobiernos e inyectan grandes sumas de dinero (de 300 mil millones a 500 mil en el caso del gobierno español) al sistema financiero.
La clase obrera trabaja, paga, trabaja, paga, sucumbe a la imposición de tributos, tasas, impuestos… los peces gordos se ceban con total impunidad, viven entre la opulencia, se bañan en caudales de ostentación. Llegan malos momentos para estos segundos… mi pregunta es: ¿quién les salva el culo? ¿Quién, a su vez, padece más todas estas adversidades?. Señoras y señores, les presento el sucio y corrupto mundo del capitalismo donde abundan pirañas, tiburones y buitres carroñeros.
3 comentarios:
Pues eso que "SIMPLE Y LLANAMENTE" esto es una P*M*!!!eá!!!
Un besote y muy "interesantes" los dos post anterirores(aunque en el video había "algunos" que daban miedooooooo!!!ainsssss)
Vaya, precisamente ahora mismo vengo de entregar una recaudación feudal para pagar un impuesto!
Muy buena reflexión, creo que no te has dejado absolutamente nada :) Bueno sí, el consumo de fármacos, ansiolíticos, etc con el que se lucraran laboratorios, para afrontar toda esta caca, y así "colocarnos" legalmente con drogas que nos permitan continuar en esta rueda.
Un besazo ;)
Vaya, precisamente ahora mismo vengo de entregar una recaudación feudal para pagar un impuesto!
Muy buena reflexión, creo que no te has dejado absolutamente nada :) Bueno sí, el consumo de fármacos, ansiolíticos, etc con el que se lucraran laboratorios, para afrontar toda esta caca, y así "colocarnos" legalmente con drogas que nos permitan continuar en esta rueda.
Un besazo ;)
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